Debido a su naturaleza de espacio limitado, la opción de instalar un depurador no siempre es una alternativa viable e incluso aquellas naves que sí cuentan con el espacio no siempre cuentan con el capital necesario para instalar la maquinaria.

Según indica Drewry, apenas 21 tanqueros de la actual flota cuentan con depuradores ya instalados y otros 76 a la espera de instalación desde el 1 de enero. De hecho, desde el inicio del año casi el 98% de la flota química está frente a la posibilidad de tener que usar combustibles limpios pero más costosos para cumplir con la regulación IMO 2020.

Otras 18 naves se han convertido al uso de GNL y ocho embarcaciones están usando metanol. Sin embargo, para gran parte del resto de la flota química, parece que combustibles más caros serán la tónica del día.

La consultora marítima hace hincapié en que no hay duda entre ahora y la fecha de entrada en vigencia de la regulación, se harán más instalaciones de depuradores, pero solo a pequeña escala, ya que es probable que la mayoría haga el cambio a combustibles bajos en sulfuros pero de alto precio, lo cual levanta la incertidumbre de si los dueños de las embarcaciones serán capaces de traspasar los costos a los charteadores. “Dadas las dinámicas actuales del sector, esto está en duda y creemos que las utilidades en el shipping químico continuarán escasas”, concluye Drewry.