El operador marítimo Maersk se ha unido al grupo de multinacionales neerlandesas Friesland Campina, Heineken, Philips, DSM, Shell y Unilever, que forman parte de la Coalición Neerlandesa para el Crecimiento Sostenible (DSGC), para utilizar hasta un 20% de biocombustibles de segunda generación en un buque Triple-E, el cual navegará un total de 25.000 millas entre Rotterdam (Países Bajos) y Shanghái (China).

Se tratará de la primera operación del mundo en el marco de los biocombustibles a esta escala, la cual tendrá el objetivo de ahorrar un total de 1.500.000 kilogramos de CO2 y 20.000 kilogramos de azufre. El ahorro equivale a CO2 emitido en más de 200 hogares durante un año o al que produciría un vehículo medio en un recorrido de 12 millones de kilómetros.

Por su parte, los miembros de DSGC jugarán un papel importante en la iniciativa, que se llevará a cabo entre marzo y junio de 2019, especialmente actores, como Shell, quien será el proveedor de combustible.

Cabe destacar que, los biocombustibles de segunda generación son una posibilidad entre tantas soluciones que buscan reducir las emisiones del transporte marítimo a corto y medio plazo. En realidad, el sector marítimo necesitará desarrollar alternativas en el ámbito del combustible y los aspectos técnicos, además de invertir en las cadenas de suministro comerciales.

Los nuevos límites de azufre en el combustible entrarán en vigor próximamente, cambiando por completo el sector marítimo. La nueva normativa podría fomentar la navegación lenta y los servicios de transbordo, ya que al reducirse la velocidad de los buques y ampliarse los viajes de ida y vuelta, los operadores tendrán que disminuir el número de escalas para asegurar que los tiempos de llegada a lugares clave sigan siendo competitivos, según indica la consultora Drewry.