“Guayaquil emerge de una década negra que puso en peligro su posicionamiento como uno de los principales puertos de Latinoamérica” afirma un artículo del analista económico Walter Spurrier, publicado por El Universo. Asegura además que bajo el Gobierno del presidente Rafael Correa, una consultora española especializada en ferrocarriles, propuso que se prohibiera a Guayaquil ser puerto comercial y que el gobierno redireccionara los cargamentos, en el caso del banano a Puerto Bolívar; y el resto a Manta y hacia un nuevo puerto fuera de la provincia del Guayas.

La propuesta, indica, fue acogida por Correa y la ministra de Transporte de turno, ambos originarios de Guayaquil. Se detuvo el desarrollo de un nuevo puerto en Posorja (por estar en Guayas) y se negó el dragado del canal de acceso al puerto de Guayaquil, con lo que este se sedimentó, dificultando el acceso a buques de mayor calado, o que los buques entren y salgan plenamente cargados, según constata el artículo.

Todo esto se producía cuando en forma simultánea se ampliaba el Canal de Panamá, ocasionando que la costa oeste de Sudamérica comenzara a ser atendida por buques Post - Panamx de mayor calado, que navegaban de Buenaventura a Callao, saltándose Guayaquil.

Spurrier describe que en Guayaquil operan varias terminales, destacándose las instalaciones de Autoridad Portuaria, concesionada a Contecon, y tres privadas, pertenecientes a Dole, al Grupo Wong (ambos exportadores de banano) y a un importante grupo portuario chileno. Según señala, un estudio reciente del Cepal indica que la capacidad del puerto estaba siendo utilizada en 98%, o sea, estaba copada y agrega que “algo invirtieron las cuatro terminales, pero claramente, el incremento del comercio internacional del Ecuador requería una expansión portuaria”.

De acuerdo al analista, en los estertores de su gobierno, finalmente el presidente Correa admitió la construcción de un nuevo puerto en Posorja, y a la vez delegó a la Alcaldía el trabajo que antes el ejecutivo había obstaculizado: el dragado del canal de acceso.

La firma dubaití DP World construyó un puerto de aguas profundas en Posorja. Ahora se espera que el próximo 2 de agosto, el servicio de Hapag Lloyd con buques Post-Panamax, en el marco de la ruta que conecta Europa con el Pacífico sudamericano, toqué por primera vez Posorja. “El puerto ganará carga de trasbordo, y además ofrecerá sus servicios a importadores y exportadores”, expone Spurrier.

Además, relata que la draga que abrió el canal a Posorja la contrató la Alcaldía, rompió el obstáculo de Los Goles en el canal del Morro, y la misma empresa se hace cargo del dragado permanente del canal de acceso, con lo cual “las cuatro terminales de Guayaquil se repotencian, pueden recibir buques mayores y no dependen tanto de mareas para la movilización de buques”, ganando en eficiencia.

Por otra parte recuerda que la operadora portuaria internacional de origen turco, Yilport, es concesionaria de Puerto Bolívar, donde lleva a cabo una importante inversión en infraestructura, con lo que el banano de la región de El Oro, cada vez exporta más en contenedores, “lo que favorece al productor, ya que le permite exportar directamente”, apunta el analista.

En tanto, en Manta- prosigue Spurrier- la concesionaria chilena Agunsa, retoma el servicio de contenedores, lo cual favorece a la industria de procesamiento de atún. Ecuador, con instalaciones en Manta y Posorja, es el segundo exportador mundial de atún y ahora “cuentan con dos opciones portuarias adicionales para sacar su producto”, destaca.

Walter Spurrier cierra su comentario señalando que “la década negra queda atrás. Ecuador y en particular Guayaquil se ponen en la vanguardia portuaria en la Costa del Pacífico de Latinoamérica”.