Jens Boysen capitán del "Emma Maersk", uno de los mayores buques portacontenedores del mundo, desembarcó el jueves 9 de julio después de 167 días en el mar en los que ha actuado no sólo como capitán, sino también como médico, dentista, psiquiatra y director de entretenimiento para su estresada tripulación.

Casi 200.000 marinos como Boysen están atrapados a bordo de buques mercantes, algunos desde hace más de un año, porque las restricciones de vuelos a causa de la pandemia de coronavirus (Covid-19) hacen casi imposible la rotación de las tripulaciones, según la Organización Marítima Internacional (OMI).

Los tripulantes a bordo, que provienen de todo el mundo a recibir a sus buques, sufren el estrés mental a causa de no saber cuándo podrán volver a casa, su situación se agrava por la falta de acceso a tratamiento médico.

Boysen, aseguró que dos miembros de la tripulación sufrieron dolor de muelas, pero no se les permitió abandonar el buque. "Recibí consejo médico y luego extraje las piezas dentales", dijo Boysen, parado en el muelle de Hamburgo después de despedirse de su tripulación. "Se sentía casi como una situación de guerra", añadió.

La OMI ha calificado la situación como una "crisis humanitaria" y las organizaciones de bienestar marítimo han advertido de un aumento de los suicidios en la gente de mar. El mes pasado, el Papa Francisco rindió homenaje a los marinos atrapados a bordo en un mensaje especial mediante vídeo, en el que señaló que "no fueron olvidados".

Tan cerca y tan lejos

Boysen, de nacionalidad alemana, finalmente desembarcó en Hamburgo junto con otros dos miembros de la tripulación, después de dejar pasar la oportunidad de hacerlo en abril cuando atracó por última vez en la misma ciudad. "Sentí que era mi deber como capitán no abandonar primero el buque, aunque realmente quería ver a mi familia", manifestó Boysen, quien vive con su esposa y sus tres hijos cerca de Flensburg, en el norte de Alemania.

"Ese fue mi punto más bajo en abril, estar en Hamburgo y quedarme en el buque, pese a que podía ver la ciudad a través de la valla del puerto", añadió y confesó que, para mantener el ánimo de la tripulación, organizó torneos de karaoke, bingos y carreras de cerdos.

Boysen manifestó que las autoridades de inmigración y de transporte marítimo deberían acordar exenciones de las medidas de bloqueo para la gente de mar para garantizar que las tripulaciones puedan cambiar y que las cadenas de suministro estén protegidas. "La opinión pública no entiende realmente lo que hacemos en el transporte marítimo de contenedores. Somos parte de una cadena logística que no es visible para la mayoría de la gente pero que les suministra la mayoría de las cosas que necesitan".

Aunque el capitán, que ha acumulado una gran cantidad de vacaciones junto con algunos permisos de paternidad, planea tomarse el resto del año libre. "Realmente necesito un descanso con mi familia".