En un artículo anterior MundoMarítimo revisaba un estudio de McKinsey Global Institute que indica que la pandemia del coronavirus (Covid-19) reveló las vulnerabilidades de las cadenas de valor globales y cómo éstas, en respuesta, buscaban reformularse. En sentido, el mismo análisis sostiene que actualmente gran parte del debate sobre la capacidad de recuperación de las economías avanzadas gira en torno a la idea de aumentar la producción interna.

Sin embargo, la naturaleza altamente interconectada de las cadenas de valor limita los argumentos económicos para realizar cambios en gran escala en su ubicación física, puesto que suelen abarcar miles de empresas interconectadas y sus configuraciones responden a la especialización, el acceso a los mercados de consumo de todo el mundo, las relaciones de larga data y las economías de escala.

McKinsey Global Institute investigó qué parte de las exportaciones mundiales podrían trasladarse a diferentes países sobre la base de argumentos comerciales y cuántas podrían trasladarse debido a intervenciones del ámbito político. Para determinar si la economía de la industria por sí sola sostiene un futuro cambio geográfico, se consideraron una serie de factores. Uno de ellos es si ya se está produciendo algún movimiento.

De acuerdo con la investigación entre 2015 y 2018, por ejemplo, la proporción del comercio de prendas de vestir producido por los tres principales países exportadores disminuyó. Por el contrario, los tres principales países productores de semiconductores y telefonía móvil aumentaron notablemente su participación en el comercio.

Otras consideraciones son si la cadena de valor es muy intensiva en capital o en conocimientos, o si está vinculada a la geología y los recursos naturales. Todo ello hace que la reubicación sea menos factible.

En sentido se tiene que las cadenas de valor de gran intensidad de capital son más difíciles de trasladar por la sencilla razón de que representan cientos de miles de millones de dólares en inversiones fijas. Estas industrias tienen fuertes economías de escala, lo que hace que su traslado sea más costoso.

Por otra parte, las cadenas de valor con alta intensidad de conocimientos tienden a tener ecosistemas especializados que se han desarrollado en lugares específicos, con proveedores únicos y talento especializado. Decidir trasladar la producción fuera de este ecosistema a un lugar novedoso es costoso.

Por último, las cadenas de valor con niveles comparativamente altos de comercio extrarregional tienen más posibilidades de acortarse que las que ya están regionalizadas. También el análisis consideró el crecimiento general, la ubicación de los principales (y crecientes) mercados de consumo, la intensidad del comercio y la dinámica de la innovación.

En el campo de los factores no económicos, se consideró el deseo de los gobiernos de reforzar la seguridad nacional, la competitividad nacional y la autosuficiencia. Algunas naciones se están centrando en la salvaguardia de las tecnologías con implicaciones de doble uso (civil y militar), que podrían afectar a las cadenas de valor como los semiconductores y el equipo de comunicaciones, en particular a medida que se construyen las redes 5G. En otros casos, los gobiernos están aplicando políticas industriales destinadas a captar las principales cuotas de las tecnologías emergentes, que van desde la informática cuántica y la inteligencia artificial hasta la energía renovable y los automóviles eléctricos. Esto también tiene el potencial de desviar las cadenas de valor. Por último, la autosuficiencia siempre ha sido una cuestión que rodea a la energía. Ahora la pandemia de Covid-19 ha puesto de manifiesto la importancia de la autosuficiencia en la alimentación, los productos farmacéuticos y también en ciertos equipos médicos.

US$4.600 millones en juego

McKinsey Global Institute estimó que entre el 16 y el 26% de las exportaciones, con un valor de entre 2.900 y 4.600 millones de dólares en 2018, podrían estar en juego, ya sea que se trate de volver a la producción nacional, de la deslocalización o de nuevas rondas de deslocalización a nuevos lugares. Cabe señalar que no se trata de una previsión: "es una estimación aproximada de cuánto podría reubicarse el comercio mundial en los próximos cinco años, no una afirmación de que realmente se trasladará", recalca el análisis.

De acuerdo con la investigación, las cadenas de valor con la mayor parte de las exportaciones totales que podrían estar en juego son los productos farmacéuticos, las prendas de vestir y el equipo de comunicaciones. En términos de dólares, las cadenas de valor con mayor potencial para trasladar la producción a nuevas geografías son el petróleo, las prendas de vestir y los productos farmacéuticos. Con pocas excepciones, la viabilidad económica y no económica de los desplazamientos geográficos no se superponen. Así pues, los países tendrían que estar dispuestos a gastar sumas considerables para inducir cambios de lo que de otro modo serían huellas de producción económicamente óptimas.

En general, el argumento económico que indica que trasladarse es más viable para las cadenas de valor con uso intensivo de mano de obra, como las de muebles, textiles y prendas de vestir, se debe señalar que estas cadenas de valor ya estaban experimentando cambios de sus actuales productores principales, donde el costo de la mano de obra ha aumentado. La continuación de esta tendencia podría representar una verdadera oportunidad para algunas economías en desarrollo.

Por el contrario, las cadenas de valor con uso intensivo de recursos, como la minería, la agricultura y la energía, suelen estar limitadas por la ubicación de los recursos naturales que proporcionan insumos cruciales. Pero las consideraciones de política pueden alentar nuevas exploraciones y desarrollos que pueden desplazar las cadenas de valor en los márgenes.

Por último, las cadenas de valor de la categoría de innovaciones mundiales (semiconductores, automoción, aeroespacial, maquinaria, comunicación y productos farmacéuticos) están sujetas al mayor escrutinio y a la posible intervención de los gobiernos, sobre la base de su alto valor, de las tecnologías de vanguardia y de la importancia que se les atribuye para la competitividad nacional. Pero la viabilidad de trasladar estas cadenas de valor basadas en la economía es baja.

Según indica el análisis, las redes de producción han comenzado a regionalizarse en los últimos años, y esta tendencia puede persistir a medida que el crecimiento en Asia siga superando al crecimiento mundial. Sin embargo, las multinacionales con instalaciones de producción en países como China, la India y otras importantes economías emergentes suelen estar allí para atender a los mercados de consumo locales, exporten o no también desde esos lugares. A medida que aumenta la prosperidad en estos países, son fuentes clave de crecimiento mundial que las empresas seguirán buscando.