Una encuesta mundial realizada a ejecutivos de la logística y la cadena de suministro ha revelado que todavía hay muy poco consenso sobre qué combustible alternativo sustituirá al diésel en el sector de los camiones pesados en los próximos años, informó Transport Intelligence.

La encuesta, incluida en el Informe de Sostenibilidad de la Cadena de Suministro y Logística 2021, publicado conjuntamente por Ti Insight y la Fundación para la Cadena de Suministro del Futuro, reveló que el 44% de los encuestados se inclinaba por el hidrógeno, el 34% por el gas natural licuado (GNL) y algo menos de una quinta parte por la electricidad.

En tanto, el futuro del sector de las furgonetas comerciales ligeras está mucho más claro: Casi cuatro quintas partes (77%) afirmaron que la batería eléctrica sería la más adoptada, seguida de lejos por el GNL y el hidrógeno (12% y 11% respectivamente).

Cuando se les preguntó cuáles eran los mayores obstáculos para la adopción de los nuevos e-combustibles, los encuestados respondieron con una variedad de cuestiones, siendo la falta de red de recarga la más citada. El coste de la adquisición de un nuevo vehículo y la autonomía de las baterías eléctricas también se citaron con frecuencia.

También, parece que una minoría considerable cree que los objetivos de los gobiernos para eliminar el uso de combustibles fósiles en los motores no son realistas. Más de un tercio de los ejecutivos se mostraron escépticos con respecto a los planes de prohibición de los motores de gasolina y diésel para 2040 (muchos países tienen plazos anteriores), lo que sugiere que será necesario un progreso considerable en la tecnología de e-Fuel si se quiere convencer a una parte importante del sector de que la prohibición es viable.

Al respecto, para John Manners-Bell, director de la Fundación para la Cadena de Suministro del Futuro, el hecho de que aún no haya consenso sobre la tecnología que sustituirá al diésel, al menos en el sector de los vehículos pesados, es muy preocupante. 

“Sabemos que la utilidad general de los motores diésel en una amplia gama de entornos operativos hará difícil su sustitución. Sin embargo, mientras los gobiernos fijan objetivos exigentes, la encuesta ha revelado que aún no existe una visión clara sobre la tecnología a adoptar. Teniendo en cuenta los plazos de inversión para los camiones, las redes de recarga y los recursos que conlleva la creación de un ecosistema tecnológico, no es de extrañar que una gran parte del sector piense que alcanzar estos objetivos no es realista", aseveró Manners-Bell.