Ejecutivos de empresas pertenecientes a la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (ANIR), explicaron cómo se han visto afectadas sus exportaciones y el consecuente impacto económico. Martín Walsen, gerente general de Reciclados Industriales (papeles, cartón y plásticos) dijo que en su caso han llegado a estar 45 días esperando por espacios en los buques y que, en ocasiones, estando confirmadas, "las cancelan sin previo aviso o nos encontramos con que no hay contenedores vacíos disponibles".  Añadió que esto impacta la liquidez de las empresas al no poder vender, pudiendo mermar así la continuidad operacional.

En tanto, el gerente general de Metales y Aluminios, Nicolás Fernández, explica que esto afecta a nivel de caja, porque cuando el contenedor zarpa, recién se puede acceder al pago y a veces solo al momento de llegar a destino. También genera problemas en los cumplimientos de los contratos, porque la fecha de entrega queda definida por la disponibilidad de contenedores, lo que es muy inestable actualmente. 

Para Sudtrade, empresa especialista en valorización de chatarra de aceros inoxidables y aleaciones especiales, han debido conseguir financiamiento bancario para poder continuar operando. Esto, en un escenario en el cual el 98% de sus ventas corresponden a exportaciones, explica Guillermo Venegas, gerente general de la empresa.

Otros problemas adicionales que afectan al sector son las marejadas que afectaron principalmente al puerto de San Antonio. Nicolás Fernández de Metalum, empresa recicladora de metales no ferrosos, señala que "a fines de junio cargamos contenedores, los enviamos al puerto de San Antonio y quedaron ahí más de un mes".

Boris Gersling, gerente general de South Pacific Logistics, firma de servicios de transporte y logística internacional, explicó que cuando el sistema está obrando a su máximo, "cuesta mucho discriminar qué tipo de contenedor se quiere posicionar en un determinado lugar. Ha sido necesario ir adaptándose".

Gersling dice que a nivel mundial hay un cierto porcentaje normal de flota que queda desocupada en un determinado momento, pero ahora las navieras han aspirado todo el mercado de buques disponibles. "Esto significa que hoy es casi imposible, o muy caro, para una naviera arrendar una nave para ponerla en un servicio que sufra atrasos, todo el sistema está operando a su máximo y esto ha significado que las navieras no sean capaces de llevar toda La carga y suban el valor de los fletes; puntualiza.

El aumento de demanda, la falta de personal y de buques, se ha visto por lo menos durante todo este año. Los fletes de importación para Chile, que según Gersling, históricamente han fluctuado entre los US$1000 y US$1.500, hoy están entre US$12.000 y US$14.000, en el caso más extremo.