El Presidente de EE.UU., Joe Biden, aseguró la semana pasada que estaba contemplando la posibilidad de llamar a la Guardia Nacional para ayudar a despejar el atasco de contenedores en los puertos de California, lo que sería una solución sencilla para este problema aqueja a la economía estadounidense, señala un artículo publicado en Bloomberg.

Si uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan ahora los responsables de la política económica es cómo controlar los precios al consumo, que aumentan más de lo previsto gracias al choque entre la demanda de consumo reprimida y los puntos de estrangulamiento de la cadena de suministro, parece una buena idea enviar al ejército para ayudar a eliminar esos cuellos de botella. Sin embargo, hay cuestiones a más largo plazo sobre las que Estados Unidos debe reflexionar.

Por ejemplo, tal vez sea el momento de una política industrial para crear capacidad nacional en determinados componentes, quizá crear una reserva estratégica de chips informáticos, invertir más en infraestructuras portuarias y pagar a los camioneros un salario digno y examinar las absurdas condiciones en las que operan, plantea el artículo.

Sin embargo, la publicación señala que a corto plazo es difícil identificar una solución más básica a la crisis de la cadena de suministro de EE.UU. -y a la inflación que está alimentando- que traer camiones militares y a los soldados que los conducen. Tal vez, se puede hacer más por controlar la inflación sin frenar el crecimiento en una recuperación frágil mediante el aumento de las tasas de interés.

Finalmente, el artículo señala que los debates sobre cuáles son los mejores rumbos para la política fiscal, monetaria e industrial continuarán mucho después de que el episodio actual haya terminado. Por ahora, sin embargo, hay que llamar a las tropas. En esta situación de emergencia, parece una política económica sencilla y sólida.