Los bajos niveles del caudal del río Paraná están comprometiendo la navegación de los buques, provocando que tengan que embarcar menor cantidad de carga para transitar de manera segura. Esta situación afecta principalmente a la actividad agroindustrial del polo Gran Rosario y Gran San Lorenzo de Argentina, sector que representa la mayor entrada de dólares para Argentina, reportó El Ciudadano.

Según un informe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, el sector agroindustrial explicó el 39,9% de las exportaciones en 2021, seguido por las Manufacturas de origen industrial (30,2%), productos primarios (21,5%) y Combustibles y Energía (8,4%).

En agosto pasado, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) explicó que la bajante del Río Paraná y la retracción de la industria aceitera y el cese de actividades durante los 21 días que duró el conflicto salarial protagonizado por el Sindicato de Aceiteros, la Unión de Recibidores de Granos y Anexos y la Federación Industrial, le jugó una mala pasada al Gran Rosario.

"Si nos referimos al sector industrial, todo lo que es transporte por buques está muy complicada", sostiene Emilce Terre, jefa de Información y Estudios Económicos la BCR, y afirma que "la carga de barcazas que llega a nuestra zona, al Gran Rosario, que vienen desde países limítrofes o que vienen desde el norte del país, afecta muy fuertemente a las exportaciones argentina. Según indica, esta situación no tendría por qué alterar los precios internos del mercado argentino, pero sí determinará un incremento en los costos de exportación y, por lo tanto, del grano argentino en el mercado internacional.

Así mismo, aclara que han notado una caída en la carga promedio de los buques: "en el último trimestre del 2021 la carga promedio de un buque ha sido de 30.400 toneladas, cuando el promedio es más de 33.700. El buque carga un 10% menos de lo que debería" y eso se traduce en un costo extra, lo cual afecta al precio final: "El grano argentino termina saliendo más caro que el grano brasilero o de otros orígenes".

En este contexto, los buques exportadores de granos deben reconfigurar sus rutas y recalcular los costos finales de la operación de exportación: "El buque no puede cargarse completamente" debido al bajo caudal del río, "esto significa que una parte va a ir vacía y eso tiene un sobrecosto o bien ese buque tiene que completar la carga en otros puertos, como por ejemplo en el sur de nuestro país, en Bahía Blanca, o directamente en otros países; entonces, tienes que generar mayores cantidades de mercadería en otros puertos lo que también generaría mayores costos", describe Terre.

"Además de que la navegación es mucho más complicada, porque tienes que evitar varaduras, que eso, por cada día que el buque tarde en cargar, el costo es millonario. Entonces la suma de todo esto hace que haya un sobrecosto que todos los años haya estado alrededor de los US$600 millones en cuanto a diferenciales de precio, y US$350 millones por la bajante, siempre refiriéndonos al año anterior”.

 Por otor lado, la jefa del Departamento de Estudios Económicos de la BCR se muestra expectante ante el impacto económico de la bajante: "Este año vamos a ver qué impacto termina teniendo cuando efectivamente Argentina necesite exportar su cosecha gruesa, que es la más importante, la más voluminosa: la soja, el maíz, etcétera, que se empiezan a cosechar a partir de marzo".

Según los pronósticos del Instituto Nacional del Agua (INA), la situación de la bajante no se va a reponer por lo menos hasta finales de febrero – principios de marzo, lo cual "preocupa mucho porque esta debería ser la época de recomposición del caudal. El verano tanto en el sur de Brasil como en Argentina es una época lluviosa donde tiende a recomponerse los caudales, así que esta falta de agua que estamos recibiendo en diciembre y esta falta de lluvias preocupa por lo que nos deparen los próximos meses".