La flota granelera sólida está envejeciendo en todos sus tamaños. Esa es la conclusión general a la que llega el más reciente análisis de BRS Dry Bulk, que revela una baja renovación de naves y que la actividad de desguace más intensa se concentraría a contar de 2026, considerando que la edad de baja para un barco es a partir de los 15 años. La medición se basa en tonelaje y la comparación entre el año 2016 y 2021, mostrando un bajo avance en la entrada en operación de embarcaciones más nuevas. 

Más grandes, más jóvenes

La flota VLOC (mayor a 220 mil toneladas) es la más joven, con la mayoría de las unidades concentradas en el rango entre 0 y 9 años. La ventaja de las naves más nuevas es que cuentan con sistemas más modernos que suelen ser más eficientes en el consumo de combustible. En cuanto al segmento CAPE (entre 160 y 220 mil toneladas), en 2016 el 79% de la flota no superaba los 9 años, y en apenas 5 años esa cifra cayó al 50%, lo cual posiciona un volumen de 36% de la flota para desguace en 2026. 

Ligeros pero viejos

Mientras, las embarcaciones Panamax (entre 68 y 79 mil toneladas) son las más antiguas de la industria, con apenas un 2% de naves menores a 4 años y el grueso de la capacidad en el rango entre 15 y 20 años. Sin embargo, la baja renovación del segmento sería intencional de parte de los propietarios desde la entrada en operación de las unidades. 

Las Kamsarmax (entre 79 y 85 mil toneladas) serían las candidatas para reemplazar las avejentadas Panamax y como parte de una estrategia que prefiere las economías de escala que ofrecen las naves de mayor tonelaje. La edad de estas naves se concentra entre los 10 y 14 años, lo mismo que las Ultramax (60- 68k DWT) y Supramax (50-60k DWT). Mientras, las Handymax (40-50k DWT) y Handysize (25-40k DWT) estarían superando los 20 años en operación. 

Desguace v/s libro de órdenes

Lo que este detalle de la información indica no es solo que la actividad de desguace de cargueros será intensa hacia finales de la presente década, sino que presenta la pregunta respecto de libro de órdenes para nuevas naves y si es que se logrará reponer la capacidad que se perderá con la baja de las embarcaciones más nuevas. 

Además, los armadores tendrán importantes decisiones que tomar referente a las tecnologías que incorporan en sus nuevas unidades, considerando las restricciones de emisiones y la importancia de la eficiencia de la mano de tecnologías de automatización. Sin duda, es un desafío no menor, considerando las condiciones adversas propias de la pandemia y que no vislumbran mejorías proyectables en el corto ni mediano plazo. ¿Qué pasará con la flora de cargueros? Hasta ahora, no podemos hacer más que esperar a ver los planes que los propietarios y armadores tienen y qué sorpresas nos deparan para el futuro.