El Presidente de EE.UU., Joe Biden, se enfrenta a una fecha límite la semana que viene para intervenir en las negociaciones laborales de los ferrocarriles del país, que abarcan a 115.000 trabajadores, o abrir la puerta a una posible huelga o cierre patronal que podría amenazar una economía ya frágil y ahogar el suministro de alimentos y combustible, informó Reuters.

Es mucho lo que está en juego para Biden, que quiere hacer frente a los problemas de la cadena de suministro que provocan la inflación y ya está trabajando para llegar a un acuerdo en las críticas negociaciones laborales en los puertos de la Costa Oeste (USWC).

Si el presidente se niega a interceder en las negociaciones laborales de los ferrocarriles y nombrar una Junta Presidencial de Emergencia (PEB, por su sigla en inglés) antes de las 12:01 a.m. EDT del lunes, los ferrocarriles y los sindicatos podrían optar por paros operativos o huelgas, respectivamente. Si se nombra, la junta brindaría recomendaciones que podrían utilizarse como marco para un acuerdo voluntario.

Un funcionario de la Casa Blanca dijo a que la administración "está pasando por el proceso estándar que se ha utilizado en el pasado cuando se considera una PEB".

Las partes involucradas en las actuales negociaciones esperan que Biden nombre una junta como lo hizo el presidente Barack Obama para ayudar a resolver un estancamiento salarial y de beneficios de salud en los mayores ferrocarriles de carga en 2011. "La gente en la rama ejecutiva y en el Congreso sabe lo vital que es nuestro sistema ferroviario de bienes para nuestra economía", dijo Greg Regan, presidente del Departamento de Oficios de Transporte de la AFL-CIO, que representa a varios sindicatos ferroviarios. "Se va a ver una presión similar a la que se está viendo en el lado portuario para llegar a un acuerdo", añadió.

Los grupos empresariales estadounidenses que representan al retail y a los productores de alimentos y combustible han advertido en cartas a Biden que no nombrar una PEB sería "desastroso" para la debilitada economía. Los ferrocarriles movilizan de todo, desde los paquetes de Amazon hasta combustible y la soja, y un cierre de cualquier tipo podría hacer subir los precios de los productos de primera necesidad y poner en peligro las cadenas de suministro.

Las conversaciones entre los principales ferrocarriles de bienes, como Union Pacific y BNSF, propiedad de Berkshire Hathaway y los sindicatos que representan a sus trabajadores se han prolongado durante más de dos años. Si se nombra, la PEB dispone de 30 días para hacer recomendaciones de acuerdos no vinculantes. Los paros laborales están prohibidos durante ese tiempo y durante los 30 días siguientes a la publicación del informe. Si los empresarios o los sindicatos rechazan las recomendaciones, el Congreso puede intervenir.

Datos previos 

El sector ferroviario estadounidense ya está plagado de interrupciones derivadas de la escasez de personal, lo que ha dificultado los envíos de fertilizantes, ha provocado retrasos en los principales puertos de EE.UU. y ha impedido que diversos productos para la industria agrícola lleguen hasta las granjas en el interior del país. 

El líder de la agencia federal independiente que regula la industria criticó duramente en mayo que los ferrocarriles han recortado 45.000 puestos de trabajo, casi el 30% de su plantilla, en los últimos seis años.  Por su parte, Los ferrocarriles estadounidenses han asegurado a los inversores que están progresando en la contratación y la retención de personal mientras negocian con los sindicatos los salarios, el tiempo libre y el reparto de los costos sanitarios.

Cabe mencionar que la Conferencia Nacional del Trabajo Ferroviario (NRLC) declaró en una actualización de las negociaciones que "sigue siendo en el mejor interés de todas las partes, y del público, resolver esta disputa, proporcionar aumentos salariales rápidos para todos los empleados del ferrocarril y evitar las interrupciones del servicio ferroviario".