Ana García, académica de la Universidad de Antofagasta, con el apoyo de pescadores de Mejillones, creó la ONG Cifamac, entidad que una de sus investigaciones publicada en 2019 advirtió en 2019 sobre el riesgo de muerte de ballenas por colisión dado e el alto tránsito de buques en la bahía. Lamentablemente esto se comprobó un año más tarde, con la aparición de la primera ballena muerta por esa causa, lo que fue seguido por el hallazgo de más ejemplares, hasta completar siete en un solo año, informó El Mercurio de Antofagasta.

Fue así como en enero de este año, la Armada de Chile, junto a la industria naviera, firmaron el acuerdo que establece un código voluntario para las operaciones en la bahía, lo que implica la creación de una ruta marítima que evite poner en riesgo la integridad de las ballenas.

“En Mejillones arriban buques GNL, con amoniaco para la fábrica de explosivos, de azufre para hacer ácido sulfúrico, de carbón para las termoeléctricas, a todo eso súmale lo que se exporta. El año que yo estudiaba eran 1.200 buques y ahora deben ser 1.400 al año que arriban o zarpan de la bahía”, explica García. 

Respecto al código, este establece una ruta y una velocidad máxima de diez nudos, evitando la zona donde está la mayor densidad de ballenas, pasando el menor tiempo posible por la isobata de los 200 metros de profundidad, que es la profundidad a la que suelen estar. 

“La primera industria que nos apoyó fue Enaex. Después vino Ultraport, Ultramar, Puerto Mejillones, Puerto Angamos, y en enero tuvimos una reunión con todos los representantes de los puertos y terminales donde se les mostró el código y todos estuvieron dispuestos a seguirlo y transmitir eso a los buques. Asimismo, gracias a la Grear Whale Conservancy (ONG internacional que protege a las ballenas) la información se está difundiendo para que todos sepan que hay ballenas en Mejillones y una ruta voluntaria que pueden seguir”, dijo García