Los dueños de embarcaciones están haciéndose de naves tanqueras para transportar el crudo proveniente de Rusia y destinado a Asia, producto de las sanciones de occidente al combustible ruso que continúa su récord de ventas. Así, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, el Reino Unido y los Estados Unidos se unieron en el G7 a inicios de septiembre y acordaron estrechar el límite de precios al combustible ruso, en un esfuerzo por detener el financiamiento del conflicto con Ucrania. Lo cierto es que el crudo ruso ha tenido una buena racha este 2022, con un aumento de las exportaciones hacia China, India y otras partes de Asia, resultando en un aumento de los ingresos de crudo ruso en un 40% en lo que va de 2022.

Ice-class en alta demanda

Sin embargo, según reportes de prensa especializada, el crudo ruso sigue siendo bien apetecido en latitudes orientales, impulsando el volumen de carga en la ruta proveniente del Báltico y para eso se requiere una flota de clase de hielo y  capacidad suficiente para mover volúmenes alrededor de los 3,5 mb/d de crudo (registro de exportación de agosto).

“Compañías con intenciones de facilitar las exportaciones rusas este invierno necesitarán naves ice-class”, lee un reporte de prensa que revela que durante el periodo mayo-agosto se concretó la compra de 42 unidades de clase de hielo de segunda mano, una docena más que el mismo periodo el año anterior, y equivalente a una inversión de US$1.000 millones mayoritariamente de compradores chinos y de los Emiratos Árabes Unidos. La capacidad combinada de la flota adquirida es de 4 millones dwt, dedicada casi en su totalidad al crudo.

Las sanciones entrarían en efecto entre diciembre 2022 y enero 2023, en pleno invierno del hemisferio norte, haciendo necesario contar con la mayor cantidad de tanqueros de clase de hielo que puedan transportar el crudo ruso hacia los mercados de refinería asiáticos. Por lo tanto, el primer cuatrimestre de 2023 estará marcado por una alta demanda de estas naves.

Alto volumen; menores precios

A pesar de las sanciones económicas, el volumen de crudo ruso no decae. Por lo tanto, si el objetivo del G7 es reducir las ganancias de Moscú sin alterar el volumen de exportación, la única solución es afectar el precio de venta. El equilibrio es precario, ya que la presión debe ser suficiente para disminuir los ingresos rusos, pero no tanto como para afectar el flujo de exportaciones, ya que la escasez de crudo podría afectar la refinería de combustible en mercados incluso más allá de los que se alimentan directamente del producto ruso –entre ellos el propio mercado de refinerías europeo.

De acuerdo a información divulgada en la prensa especializada global, reportes no confirmados sugieren que el tope de precios para el crudo ruso oscile entre los $44/bbl y los $60/bbl, y sería aplicado solo en países pertenecientes a la OCDE. Por lo tanto, países no miembros podrían comprar a Rusia respetando su precio máximo.

Reemplazando a Rusia

Mientras, los mercados europeos se irán quedando sin petróleo ruso, lo cual los obligará a suplir los volúmenes con otros mercados, justo en medio de la temporada en que más lo necesitan. Las refinerías europeas tendrán que abastecerse comprando a Arabia Saudita y India una vez que las sanciones entren en vigor, mercados que están significativamente más lejanos que Rusia y, por ende, aumentarían el valor del crudo transportado, sumando a los efectos de alza de los precios de los combustibles a nivel global.