Según la Organización Marítima Internacional (OMI), las emisiones del transporte marítimo representan aproximadamente el 2,89 % de todas las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provocadas por el hombre y, sin ninguna acción decisiva, podrían aumentar entre un 10 y un 13% si se considera que el 80% del comercio mundial se transporta por mar, con alrededor de 11.000 millones de toneladas de bienes transportados anualmente entre 150 países.

Si bien no existe una "solución milagrosa" para descarbonizar la industria del transporte marítimo mundial, un artículo de Shipping And Freight Resource revisó a cuatro rutas alternativas que permitirían descarbonizar al sector y que están siendo exploradas por las navieras.

Combustibles alternativos

La transición desde los búnkeres a base de petróleo a combustibles alternativos es una estrategia clave de descarbonización que las navieras deben considerar. Algunas ya utilizan combustibles alternativos como biocombustibles y gas natural licuado para impulsar sus naves. Éstos producen significativamente menos emisiones que el fueloil pesado y podrían ser bastante populares entre las grandes navieras. También existen otros como el amoníaco, el hidrógeno y el metanol que no emiten carbono.

La viabilidad técnica de utilizar combustibles alternativos es prometedora, pero el verdadero obstáculo es el costo. Es probable que los combustibles alternativos se utilicen más ampliamente, pero las navieras inicialmente podrían dudar en hacer grandes inversiones.

Las limitaciones actuales de la cadena de suministro también influyen en estas decisiones. Los motores, las baterías de combustible, los sistemas de propulsión y otras tecnologías integrales deben volverse más asequibles para impulsar la adopción.

Sistemas mejorados de refrigeración

Ciertas actividades industriales y tecnologías de producción de agua pueden afectar la cantidad de emisiones de GEI que ingresan a la atmósfera. Debido a esto, están surgiendo tecnologías de agua avanzadas para ayudar a respaldar la carrera de la industria del transporte marítimo hacia las emisiones cero neto.

Por ejemplo, algunos buques tienen sistemas de enfriamiento de agua optimizados que consisten en tuberías, enfriadores y bombas que reducen la resistencia al flujo de agua. Estos sistemas permiten a los buques ahorrar hasta un 20% de energía eléctrica y reducir el consumo de combustible hasta en un 1,5%.

Sistemas de depuración

Los depuradores funcionan eliminando toxinas y otros elementos nocivos del gas para limpiar las emisiones de las chimeneas. Además reducen las emisiones de azufre, mejoran la calidad del aire exterior y reducen los efectos adversos de la industria sobre el medio ambiente

Una empresa basada en Países Bajos creó recientemente una alternativa más pequeña y rentable a los depuradores que utilizan tecnología de captura de carbono, la que almacena CO2 en baterías de 20 pies a bordo. Se dice que este sistema alternativo tiene dos baterías de CO2 a bordo y, según se informa, reduce las emisiones de carbono en un 70%.

Flotas de portacontenedores electrificados

Un estudio reciente de Nature Energy descubrió que el uso de buques eléctricos en rutas de envío internacionales de menos de 1.500 kilómetros es una opción económicamente viable. La electrificación tendría un impacto mínimo en la capacidad de envío. Si el 40% del tráfico mundial de portacontenedores fuera eléctrico, podría conducir a una reducción del 14% en las emisiones de carbono en el sector del transporte marítimo de Estados Unidos.

Es posible que la industria no esté lista para cambiar a flotas electrificadas, pero hacerlo probablemente desempeñará un papel cada vez más importante en el apoyo a las iniciativas de descarbonización.

Otras emisiones dañinas 

Si bien la emisión de carbono es una de las principales emisiones, otras como las derivadas de los óxidos de azufre y el nitrógeno, también amenazan la salud humana, ya que degradan la calidad del aire y podrían provocar muertes prematuras.

No existe una solución perfecta para la lucha de la industria naviera por reducir las emisiones de carbono y el cambio no puede suceder de la noche a la mañana, puesto que se necesita más tiempo, esfuerzo y acciones para realizar ajustes significativos, incluida la adopción generalizada de nuevas tecnologías.