Ante una menor demanda de consumo y la consiguiente disminución de carga, las líneas navieras del mundo han aprovechado la instancia de ‘descanso’ para renovar su flota. El libro de órdenes está repleto de modernas embarcaciones, equipadas con tecnologías amigables con el medio ambiente, preparadas para entrar a servicios y surcar las aguas del planeta sin generar emisiones de carbono, con rastreo en tiempo real, apoyadas de plataformas digitales. Pero, más allá de las características de las naves, lo cierto es que cerca de 5 millones de teu están programados para ingresar al mercado entre este y el próximo año, en medio de una situación paupérrima de carga. 

Si bien la industria del shipping no ha entrado en crisis propiamente tal –aún—no es de descartar que así como las tarifas colapsaron al alza durante la pandemia, podrían perfectamente tocar fondo en un plazo cercano, especialmente considerando la trayectoria a la baja que se observa desde hace un par de meses y que ya tiene a las tarifas de fletes ubicadas en valores pre-pandemia. 

Bolsillos llenos

Las navieras parecen no estar preocupadas en lo inmediato, posicionando sus inversiones en flota más hacia el largo plazo, pensando en los negocios y la demanda del futuro, más que en las condiciones del mercado actual. Las históricas ganancias de los carriers durante la pandemia hacen de este el momento propicio para el recambio de capacidad, antes que de las tarifas más bajas comprometan los planes de crecimiento futuros. 

Y es que no solamente las navieras tienen ahorros para invertir, sino que las condiciones proyectadas del mercado avalan su decisión. Aun cuando la alta inflación a nivel mundial –7%-9%— ha comprometido el comportamiento de consumo, “la amenaza de la recesión global pronosticada sería cada vez menor, con lo que la demanda de carga debiera estar recuperada –o al menos comenzar la recuperación—durante la segunda mitad de este año”, según comenta ShippingWatch sobre las conclusiones de los ejecutivos navieros durante el TPM23. 

¿Agresivo o asertivo? 

Lo cierto es que la ola de órdenes de nuevas unidades, especialmente de parte de MSC y seguido por las carbono neutrales de Maersk, no deja de sorprender a la industria por el contexto actual. Pero tras el anuncio de la disolución de la alianza 2M, ambas compañías han ido revelando sus planes individuales una vez que comiencen a operar fuera del acuerdo. Así, el ‘masivo’ libro de órdenes cobra sentido dentro de una estrategia particular de cada una de las líneas navieras que buscar desarrollar sus propios servicios y productos. Es más, el libro de órdenes de MSC (top 1 global) supera en capacidad a la totalidad de la flota de Hapag-Lloyd, top 5 a nivel mundial.   

Las navieras parecen hacer oídos sordos a las advertencias y estrategias de precaución. Se espera que, en total, para 2023 haya un ingreso de 2,5 mn teu, mientras que en 2024 la flota agregará 3 mn teu y otros 1,7 mn teu en 2025, según datos de Alphaliner. La única manera de mitigar una crisis de exceso de capacidad es mantener un equilibrio entre el ingreso de nuevas unidades y el desguace de antiguas naves, ciertamente un ejercicio que la industria ya ha hecho antes.