“Las comunidades en la industria marítima y portuaria, sean llamadas solo marítimas, solo portuarias, marítimas-portuarias o desde hace no muchos años logísticas portuarias, se puede afirmar que tienen un origen corporativista tan antiguo como lo fue el despertar entre los seres humanos dedicados al comercio marítimo del sentimiento de comunidad de intereses sectarios”, observa el abogado, árbitro y profesor de derecho marítimo José Antonio Pejovés.

Ese sentimiento, explica, se puede ubicar en el tiempo. Durante el Medioevo cuando se crearon en Europa -tanto en el Mediterráneo como en el Norte- los consulados de comercio, las hansas, las guildas, las compañías o las maonas, y apunta que ciertamente estas corporaciones también están vinculadas con los orígenes de las cámaras de comercio. “Algunos estudios sostienen que el concepto de comunidad portuaria en la forma como se concibe actualmente puede haberse originado en Amberes”, anota.

Pejovés describe que la cuarta acepción de la palabra comunidad, conforme el Diccionario de la lengua española es el “Conjunto de personas vinculadas por características o intereses comunes”. En esta línea una comunidad marítima o portuaria -en adelante, comunidades-, “será el conjunto de personas que tienen intereses comunes bien sea en lo marítimo o en lo portuario. Personas en general, naturales o físicas, o jurídicas o morales, de acuerdo a la clasificación según las ciencias jurídicas, y sin distinguir entre las personas jurídicas si son privadas o públicas”.

Para el abogado, estamos ante comunidades que buscan organizar a las personas ligadas a la industria, los servicios y las actividades marítimas y portuarias, y desde el sector público a los organismos encargados de la regulación y supervisión sectorial; personas que se encuentran circunscritas en determinado espacio geográfico: un mar, un puerto o una región, y que se articulan bajo principios de cooperación, complementariedad y competencia.

Si bien existe abundante literatura al respecto- explica Pejovés- no hay una diferencia clara entre comunidad o clúster, por lo que se asume que son voces sinónimas. Peter W. de Langen en su tesis de doctorado The Performance of Seaport Clusters (2003), señala que “un clúster portuario consiste en todas aquellas actividades económicas relacionadas con la llegada de buques o mercancía y localizadas en la región portuaria”.

José Antonio Pejovés indica que es conveniente señalar que las comunidades existentes, si bien tienen rasgos comunes como los principios antes señalados orientados a la defensa de sus intereses y la promoción de sus puertos en casos concretos; en cuanto a su forma organizativa, sí existen diferencias marcadas. “Así algunas comunidades tienen personería jurídica y otras no, algunas son lideradas por algún organismo público -p.e.: una autoridad portuaria o el consejo municipal- y otras son gobernadas por entidades privadas, como las cámaras de comercio”, detalla.

Por citar algunos casos- ejemplifica- Alfaport que es la comunidad portuaria de Amberes y Uniport que es la comunidad portuaria de Bilbao, tienen personería jurídica y por consiguiente estructura organizacional, y son lideradas por el sector privado; en tanto la comunidad portuaria de Valencia, no tiene personería jurídica, pero sí cuenta con el liderazgo de la Autoridad Portuaria de Valencia, que tiene competencias para gestionar indirectamente las infraestructuras portuarias y ha conseguido posicionar a Valencia como uno de los principales puertos españoles.

El éxito de una comunidad marítima-portuaria- apunta- dependerá directamente de sus integrantes y de la entidad que la lidere, la cual deberá tener reconocimiento y prestigio en el espacio geográfico donde la comunidad se despliega.

“Considero que es importante que una comunidad marítima-portuaria cuente con personería jurídica, pues de ese modo los acuerdos que tomen sus integrantes, más que puros compromisos tendrán cierto grado de obligatoriedad para ellos. No menos importante es señalar que los sistemas TIC que apuntan a los puertos 4.0, como se sabe, son herramientas poderosas que están permitiendo una mejor articulación en las comunidades y entre las comunidades”, señala finalmente.