La ciudad costera de Chancay, ubicada a 80 kilómetros al norte de Lima, ha dejado atrás su imagen de apacible enclave pesquero para transformarse en el epicentro de uno de los proyectos más ambiciosos de infraestructura portuaria en Sudamérica. Con una inversión de US$1.300 millones, impulsado por la estatal china Cosco Shipping, la obra, inaugurada en noviembre de 2024 por la Presidenta Dina Boluarte y el mandatario chino Xi Jinping, apunta a dinamizar el comercio entre Perú y Asia, multiplicar las exportaciones agrícolas. Sin embargo, enfrenta una amenaza creciente: el avance del crimen organizado, señala un reportaje de Bloomberg.

Los datos del Ministerio del Interior de Perú muestran un 25% de aumento en las denuncias por extorsión en la región donde se ubica Chancay, solo en los primeros ocho meses de 2025. En paralelo, Huaral, la provincia que alberga el puerto, escaló al quinto lugar en homicidios a nivel nacional, fenómeno inédito en registros desde 2018.

Este deterioro refleja una tendencia más amplia en Perú, donde la población percibe una caída sostenida de la seguridad en los últimos tres años. Las bandas de extorsión se expanden con rapidez en diversas ciudades, golpeando a transportistas, comerciantes y trabajadores. Pero Chancay concentra especial preocupación por su valor estratégico.